Comprobación empírica

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Fue la noche del viernes al sábado cuando empecé a notar los efectos. A lo largo del sábado ya se instauró definitivamente y, especialmente el domingo y el lunes, fue cuando los síntomas del constipado se apoderaron por completo de mí. Ayer, mejor, y hoy casi que no me queda ni un poco de congestión nasal.

En los días de mayor malestar estuve tentado de tomarme algo para ver si mejoraba en menos tiempo, pero lo deseché pensando en hacer una comprobación empírica de cómo estaban mis defensas y mi sistema inmunológico, para averiguar en cuantos días lograban vencer al virus que había invadido mi organismo.
Además, sabía que cualquier cosa que me tomase, en realidad, no iba a acelerar el proceso de cura sino que iba a hacer que notase los síntomas con menor intensidad. Sin embargo, si evitaba los síntomas no podría saber cuanto tiempo tardaba mi cuerpo en reaccionar ante la invasión y por tanto, el experimento se iría al traste. Así que no me tomé nada de nada.
En resumen, como he dicho, mi sistema inmune ha tardado entre dos y tres días para controlar al virus y ganar la batalla. Me falta algún dato más para decidir si está en forma o débil, porque en realidad no sé cuánto tiempo es la media para eliminar un simple constipado. ¿Alguien tiene datos?

Sea como sea, yo siempre había pensado que todos esos síntomas de congestión, estornudos, irritación de garganta, etc. eran debidos a la acción del virus. Pero resulta que no, que son consecuencia de la acción de nuestro propio sistema inmunológico.
De esto me enteré gracias a un capítulo del magnífico libro de divulgación científica escrito por Pere Estupinya: El ladrón de cerebros. Un libro que recomiendo a todo el mundo.
A continuación transcribo el texto del libro sobre este tema del constipado y los síntomas, pero algo modificado y adaptado al «lenguaje radiofónico», que hace tiempo que lo tengo preparado por si algún día, en el programa de Ciencias para Normales, nos sobran unos minutos y aprovechamos para contarlo.

>> Cuando estamos constipados, lo que sucede realmente es que el virus que causa el resfriado (un resfriado común) ha superado las nuestras defensas y empieza a reproducirse en nuestro cuerpo, concretamente en la parte más interna de la nariz. Y claro, una vez ha entrado, ahora sólo podemos esperar a que el sistema inmunológico de nuestro cuerpo se encargue de crear nuevas defensas y de eliminar el virus. Lo que quiero decir es que, mientras esperamos, no podemos hacer otra cosa que actuar frente en los síntomas (los mocos, la tos, dolor de cabeza…).
Pero conviene decir una cosa, estos síntomas en realidad no son debidos al virus, sino que se debe a la reacción de nuestro sistema inmunológico.

El virus se instala dentro de las células al fondo de la nariz y desde allí empieza a escaparse con intención de colonizar la garganta. De hecho, el dolor de garganta viene porque los glóbulos blancos envían unas sustancias, las citocinas o citoquinas, que lo que hacen es inflamar la garganta y estimular los nervios para que todo el sistema inmunológico se entere de que hay una infección. Son las citocinas y no el virus las responsables del dolor.

Estas citocinas, más adelante, llegan al cerebro para hacer que tengamos sensación de fatiga, dolor muscular y quizás fiebre. Todo para que el cerebro piense: “¡ey, estate tranquilo, no hagas nada y colabora en el proceso de recuperación! Déjanos actuar al sistema inmunológico y no gastas energía”.

Por otro lado, la inflamación pasa también a la nariz y se dilatan los vasos sanguíneos para supurar agua y tratar de eliminar los virus que se habían instalado allí. Esa agüilla, junto con los glóbulos blancos muertos que se habían encargado de combatir el virus, son lo que formará la típica “moquera” que tenemos durante el constipado.
Además, esta inflamación de la zona de la nariz y la dilatación de los vasos sanguíneos provocan la típica irritación de ojos, y si también alcanza a la laringe, pues empezaríamos a toser para evitar que el moco llegue a los bronquios.

En resumen y como ya he dicho: no es el virus el que nos provoca todos esos síntomas, estos son más bien reacciones de nuestro cuerpo para luchar contra él y ¡evitar que pueda con nosotros!. <<

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